9 de Enero de 1959. ROTURA DE LA PRESA DE VEGA DE TERA -RIBADELAGO- (II)  

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LOS SECRETOS DE LA GUARDIA CIVIL

Los informes del Servicio de Información de la Benemérita reflejan tras el trágico suceso el ambiente hostil de la población contra los técnicos de Moncabril.
(Artículo extraído íntegramente de LA OPINIÓN DE ZAMORA -El Correo de Zamora-.)

J. A. GARCÍA. Ribadelago, Tras la catástrofe de la rotura de la presa de Vega de Tera, ocurrida el 9 de enero de 1959, con el pueblo de Ribadelago convertido en un escenario indescriptible, con una atmósfera social cargada de dolor por la dimensión de la tragedia, con la impresión general de que todo lo sucedido fue debido a una imprudencia manifiesta de Hidroeléctrica Moncabril, con la sensación de que la rotura del dique parecía algo anunciado a la vista de las irrefrenables filtraciones de agua y con la imperiosa exigencia de responsabilidades, no sólo se movilizó el poder judicial y la solidaridad humana, también el Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC) adquirió especial protagonismo tomando nota de todo lo dicho, comentado y salido por las bocas de unos y de otros.
El día 13 de enero de 1959 llegó a Pías el comisario jefe de la Sección Local de la División de Investigación Social de Orense, acompañado de dos agentes, con la secreta misión de investigar los aspectos laborales y los decires del personal.




No obstante, ya funcionaba un diligente Servicio de Información de la Guardia Civil (recogidos en el expediente sobre Ribadelago integrado en el Archivo Histórico Provincial) que proporcionaba informes diarios a sus superiores sobre «la opinión pública». «Desde el primer momento -informa- el ambiente en general es hostil a los técnicos de la empresa Hidroeléctrica Moncabril, a los que se culpa de negligencia y de falta de vigilancia durante la construcción de la presa de Vega de Tera».
El contenido de las pesquisas del Servicio de Información de la Guardia Civil, al cabo, sorprenderán a ingenieros y mandatarios de Moncabril por cuanto que, mientras duró la construcción y todo marchó bien, existió por ambas partes una relación franca y repleta de buenas convivencias.
El primer informe del Servicio de Información de la Guardia Civil, sobre el que rápidamente se plantó la estampa de «secreto», no pudo ser más contundente sobre lo que salía de la opinión pública.

«Son muchos y muy diversos los comentarios que circulan en toda la zona de Sanabria (los cuales ya han trascendido a la provincia) sobre las causas que han motivado la tragedia de Ribadelago, al romperse la presa de Vega de Tera».
Según precisa dicho Servicio, los más resonantes son «los defectos de construcción, toda vez que estas obras, por las inclemencias del tiempo (estación invernal) los trabajos se efectuaron en tres campañas y, por falta de dirección técnica no existía el trabazón necesario entre los materiales empleados de una campaña a otra, como parece lo prueba el producirse la rotura, la presencia de una superficie completamente lisa en la cual era difícil el ligazón de los materiales empleados en las distintas campañas con los consiguientes fallos en la misma» .
También se opina sobre el empleo de materiales en malas condiciones. «Se comenta insistentemente que el cemento lo tenían almacenado en camiones en un lugar completamente húmedo, y que han sido muchos camiones de cemento los empleados en la misma, cuando éstos, por causas de humedad, estaban completamente inservibles». Añada la nota informativa que «todos coinciden que la presa se hacía a destajo sin escrúpulos de ninguna clase por parte del personal dirigente de las mismas, la poca capacidad del personal subalterno, muchos de ellos incompetentes para el cargo que desempeñaban, a los que se ha tachado de inmoralidad, ya que vivían en un nivel de vida muy superior a los sueldos que disfrutaban».
Al respecto de la vigilancia, anotan que «los guardas encargados de la custodia han manifestado no haberse enterado de la rotura de la presa, hasta las siete horas de la mañana, lo cual no es admisible, toda vez que el primer ruido ensordecedor que se escuchó en el pueblo de Ribadelago fue el producido por la rotura, lo que prueba que los guardas no se encontraban en dicha presa, ya que de haber estado prestando la vigilancia encomendada se habrían dado cuenta en el momento de ocurrir ésta».

La mayor insistencia de los comentarios, según el Servicio de Información, «tienen que ver con los defectos de construcción y empleo de materiales en malas condiciones». Los informantes señalan que «la reacción de la comarca ha sido de gran indignación contra los altos cargos de la empresa a los que se achaca la culpabilidad del siniestro por no haber realizado las obras con personal eficiente».
También indican en el parte informativo que «se comenta con agrado la magnífica reacción que en toda España se ha producido para acudir en ayuda del pueblo siniestrado».
Los informantes añaden que «la presencia de autoridades desde los primeros momentos mitigó grandemente el dolor de las personas afectadas, principalmente la del ministro de Obras Públicas y el reconocimiento efectuado por éste a Vega de Tera (con los innumerables obstáculos que tuvieron que vencer para llegar a la misma) ha sido un sedante en la zona de Sanabria, ya que se comentó que el gran interés del Ministerio por ver dicha presa traerá consigo una revisión a fondo de la obra y se podrán en claro las causas que motivaron la rotura».

La subida del ministro, Jorge Vigón, fue recordada por el ingeniero de Moncabril, Joaquín González, (un amante de Sanabria) porque al llegar arriba debieron desprenderse todos de las humedecidas ropas y quedarse en calzoncillos a la espera de que secaran las prendas al calor de la fogata encendida en el lugar.
El Servicio de Información recoge, asimismo, que al haberse producido la rotura de Vega de Tera, «empiezan los comentarios y temores por la que existe en Puente-Porto, ya que lleva seis años de vida, es de análogas características que la siniestrada y los habitantes de aquella zona temen que cualquier día pueda efectuarse una nueva rotura».
También se subraya que «gracias al Lago de Sanabria, que actuó como moderador, se ha evitado una catástrofe sin precedentes en los pueblos de Galende, Mercado del Puente y Puebla de Sanabria».
El informe sirve para evidenciar el penoso sistema de información reinante en la época entre las propias comandancias, pues se indica que «la emisora de esta Unidad, destacada en las obras de San Sebastián, desde los primeros momentos trató de ponerlo en conocimiento de esta jefatura, no lográndolo por hallarse cerrada al tráfico o no recibirlo la de esta capital, consiguiendo después de algún tiempo establecer contacto con una de Valladolid, que lo puso en conocimiento de esta Jefatura».




Una nueva información, del 14 de enero, insiste en «la mala construcción», y repara en la presa de Puente Porto que, «se dice está en peores condiciones y temen que las aguas puedan efectuar su rotura siendo, en este caso, la catástrofe mucho mayor a la ocurrida, pues todo el público comenta que la que se rompió estaba en mejores condiciones». Va más allá y señala que «el vecindario no quiere vivir en la localidad de Ribadelago por miedo a las consecuencias que puedan derivarse nuevamente». También señalan que «el público dice que debe castigarse severamente a los culpables, creyéndose que sean estos los ingeniero y personal técnico de la construcción». La opinión pública insiste en los malos materiales empleados en Vega de Tera y en que «no querían más que avanzar y terminar pronto», así como en una vida «de lujo».
El SIGC amplió sus informaciones el día 16 de enero con una nueva nota en la cual añadía que los comentarios señalaban que «desde que dio comienzo la construcción de la presa se trató de buscar el firme del terreno sobre el cual había de descansar ésta, pero como este trabajo representaba un retraso enorme y se pretendía terminar la obra lo antes posible, no se buscó el firme en toda su longitud, y precisamente donde sufrió la rotura se encuentra a escasa profundidad». Incluso se dice que «por no haber empleado el cemento necesario aparecieron fugas de agua subterránea capaces de admitir millares de sacos de cemento».

Asimismo la Dirección General de Seguridad del Cuerpo General de Policía de Frontera, de Puebla de Sanabria, remite información «sobre el ambiente general" de la opinión pública de Ribadelago. «Al hostil general a los técnicos de la empresa Moncabril», entra en algunos detalles más personales y así hace referencia a «un tal Sousa, que de una posición modesta alcanzó en poco tiempo una posición económica ventajosa, que pronto se manifestó con la adquisición de un coche y gastos diarios en cerveza en cantidades notables». Se apunta en la nota informativa que «la negligencia y la falta de vigilancia reseñadas, unidas al sistema de destajos que se emplearon durante la construcción de la presa siniestrada, sólo dio lugar a cobrar elevadas primas por parte de todos, lo que parece ser también redundó en perjuicio de la sólida construcción de la presa». Va más allá y afirma que «tal vez, pro tales circunstancias, entre los propios de la empresa existía el temor de que algún día pudiera producirse su rotura, temor que era principalmente sentido por los que vivían en el poblado, construido junto a la central de Ribadelago, por el peligro que corrían dado su emplazamiento, si la rotura llegaba algún día a producirse». También alude al temor a la rotura de la presa de Vega de Conde, «pues en ella no fue empleado el hormigón sino la tierra apisonada entre dos fuertes muros».

Hace referencia a filtraciones «por las que salían chorros de agua apreciables a simple vista, de un diámetro aproximado de diez centímetros». Asimismo se recoge en este documento, firmado por el comisario jefe, Manuel Varela, que «la noche que ocurrió la catástrofe, parece ser tenía que entrar de servicio para el bombeo de aguas un tal Ceferino, el cual se fingió enfermo con el fin de eludir el servicio, que se dice por temor a la rotura, dadas las filtraciones de que se había hablado». En su lugar subió Jesús Fernández, que acaba de casarse y perdió, en la catástrofe, a la mujer a un hijo.

Malestares y temores de la población
Construcción y vigilancia
Las versiones de la población, tras la rotura, no cesaban de indicar «a defectos de construcción, al uso de materiales en malas condiciones y a la escasas vigilancia» como tres de las razones que condujeron a la rotura de la presa de Vega de Tera. Además, culpaban sin ambages a los dirigentes y técnicos de la Hidroeléctrica Moncabril.
Miedo a otras roturas
Los informes de la Guardia Civil recogen una y otra vez el temor de la población superviviente a nuevas roturas, ya sea de la presa de Puente Porto, como de la presa Vega de Conde, cuyas hechuras no les conceden demasiadas garantías. Tampoco al Estado, que rápidamente ordenó intervenir en Puente Porto.
Críticas a las cantidades
La Guardia Civil puso de manifiesto el malestar sobre el primer reparto de donativos en metálico efectuado en marzo de 1959. «Una pequeña minoría considera escasa la cantidad percibida en proporción a los daños sufridos, censurando las cantidades entregadas a otros vecinos, que son de mayor cuantía».

Búsqueda y seísmo
El Servicio de Información de la Guardia Civil prosigue su labor y el 21 de febrero hacen saber a sus superiores que «los vecinos que perdieron sus familiares comentan que las autoridades competentes no proceden a ordenar la búsqueda y rescate de los 116 cadáveres que se supone se hallan en el fondo del Lago».
Dichos vecinos comentan, además, «que al no aparecer los cadáveres, éstos serían dados por desaparecidos y, en este caso, perderían la indemnización que pudiera corresponderles». E informa que «20 ó 25 vecinos» se han pedido al abogado Santiago Moreno que les defienda.
La Comisaría de Policía de Puebla informa que el 19 de enero circula por la comarca que se había producido un seísmo «unas doce horas antes de la catástrofe». Para algunos, el objetivo «es desviar la atención de la Justicia». Incluso lo consideran promovido por Moncabril. El Instituto Geográfico informa de la zona «es de las de menor sismicidad de la península».



Sin palabras...



Si queréis información sobre la comarca de Sanabria, recomiendo la visita a "días en Sanabria", os gustará.

This entry was posted on sábado, 9 de enero de 2010 at 15:31 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

5 Pensamientos sobre la Historia

Una herida que en mi tierra no se consigue cerrar.
Un abrazo.
Gracias.

9 de enero de 2010, 15:54

Lo sé, querido amigo. Un beso.

9 de enero de 2010, 15:57

Que desgracia tan terrible. No me sorprende lo que dice Xibeliuss.
Y el detalle del pobre hombre recien casado que perdió a su familia porque otro que tenia que haber estado alli se fingio enfermo es desolador.
Tremendo, madame.

Feliz fin de semana

Bisous

9 de enero de 2010, 17:14

Madame, ciertamente una gran desgracia que el régimen franquista quiso tapar, atribuyéndo el suceso a la fuerza de la Naturaleza y a los designios de Dios, cuando no fue sino resultado de la avaricia, la soberbia y la negligencia humanas. Y vaya por Dios!, además nadie fue condenado por ello, todos quedaron impunes! Espero, por ese mismo Dios, que exista justicia "divina", y que, de algún modo u otro, se vean estas gentes recompensadas -porque las indemnizaciones económicas que se les ofrecieron repugnan: valían más dinero las vidas de los hombres que las de las mujeres y niños-. Un recuerdo a las familias afectadas!

10 de enero de 2010, 1:08

Buenas tardes,

Quisiera disculparme, pero no he encontrado otra manera de contactarte que a través de los comentarios.

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Natalia

15 de febrero de 2010, 15:01

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