9 de Marzo de 1839. MÉXICO-FRANCIA. FIN DE LA GUERRA DE LOS PASTELES  

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La Primera Intervención Francesa en México, también conocida como Guerra de los pasteles, fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de Declaraciones Provisionales, que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países. A través del barón Deffaudis, embajador francés, los comerciantes franceses avecindados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en París con alarma. Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta (posiblemente fue por daños al restaurante), por lo cual exigía ser indemnizado con sesenta mil pesos. Ese fue el motivo para que el pueblo mexicano identificase esta guerra con Francia con el nombre de Guerra de los Pasteles. Adicionalmente ese mismo año, un ciudadano francés fue fusilado en Tampico, acusado de piratería, lo que tensó aún más las relaciones entre los dos países.

México en 1836 había acabado la guerra con Texas y llegado el año de 1838 aún no se había podido concertar un tratado definitivo en virtud de que el representante francés el barón Deffaudis no estaba de acuerdo con dos artículos del convenio. En consecuencia Deffaudis abandonó su misión diplomática en México y regresó a Francia, para volver al poco tiempo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno. Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el territorio mexicano si México no cumplía las condiciones que Deffaudis plasmó en un ultimátum, que vencía el 15 de abril.

Desde uno de los barcos envió Deaffaudis el ultimátum en el que presentaba las reclamaciones de los súbditos franceses en México, por los perjuicios sufridos en sus personas y propiedades durante los movimientos revolucionarios ocurridos en el país.

Como el gobierno de Anastasio Bustamante se negara a tratar con Deffaudis mientras hubiera fuerzas navales francesas frente a Veracruz, el comandante de éstas, almirante Bazoche, declaró bloqueados todos los puertos del Golfo, incautó a las naves mercantes mexicanas, comenzando un bloqueo que duraría ocho meses, desde el 16 de abril de 1838 fecha en que se rompieron las relaciones entre ambas naciones.

Al ver que México no cedía ante la presión de tener sus dos principales fuentes de ingresos fiscales bloqueadas, Francia envió en octubre veinte barcos más al mando del contralmirante Charles Baudin, veterano de las guerras napoleónicas, con el carácter de ministro plenipotenciario del gobierno francés y se reunió en Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis G. Cuevas para efectuar negociaciones.

En el último proyecto de bases para el arreglo, el plenipotenciario reclamaba del gobierno mexicano la celebración de un tratado de amistad, comercio y navegación entre los dos países que concediera derechos preferentes a los franceses.

Además, México debería pagar a Francia, en el término de treinta días, la cantidad de 800.000 pesos que se aplicarían del modo siguiente: seiscientos mil para la liquidación general de los daños sufridos por los franceses y doscientos mil por indemnización de los gastos de la flota francesa anclada en la costa mexicana.



Como no fueron aceptadas tales demandas por el gobierno mexicano, la flota abrió fuego contra el fuerte de San Juan de Ulúa (Batalla de San Juan de Ulúa) y la ciudad de Veracruz el 27 de noviembre de 1838, por lo que al día siguiente capitularon ambas entidades.
El gobierno de México reprobó ambas capitulaciones y expidió un decreto el 30 de noviembre anunciado que se declaraba la guerra al Rey de Francia e inmediatamente pidió a Santa Anna que se pusiera al frente de las tropas e iniciara la ofensiva contra los franceses.

Santa Anna llegó a Veracruz y se dispuso a defender la ciudad, enviando una comunicación a Baudin informándole que no habían sido aprobadas las capitulaciones. En respuesta el contraalmirante ordenó que una columna de 1.000 hombres con artillería desembarcara con el propósito de aprehender a Santa Anna, y el 5 de diciembre consiguió desembarcar en Veracruz. Éste, al darse cuenta del desembarco reunió algunas fuerzas y entabló la lucha sin resultados definitivos para una u otra parte.

Ante estas condiciones Baudin ordenó el embarco de sus tropas que fueron perseguidas por los mexicanos hasta el muelle, donde los franceses al disparar un cañón los pudieron detener resultando herido en una pierna el propio Santa Anna.

Baudín ordenó a continuación que la artillería naval hiciera fuego sobre la ciudad por lo que Santa Anna dispuso la evacuación del puerto retirándose hasta Pocitos (a una legua de la ciudad).


Puesto que Francia había bloqueado para otros países europeos el acceso a uno de los mercados más importantes de América, al mes de haber iniciado los combates en tierra, con el propósito de mediar en el conflicto, la marina británica destacó a la Flota de las Indias Occidentales, logrando que Francia suspendiera su agresión. El mediador fue el inglés Richard Pakenham, quien consiguió reunir a los representantes mexicanos don Eduardo Gorostiza y Guadalupe Victoria con el contraalmirante Baudin. El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se comprometió a pagar las indemnizaciones exigidas (seiscientos mil pesos en total), pero no se comprometía a mantener las garantías exigidas para los extranjeros en el futuro. Francia retiró, a cambio, la flota invasora, desistió de la indemnización a los gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones Provisionales de 1827 devolviendo además las naves incautadas.

Nota: Cuando alguien os diga que no le gusta la Historia, por considerarla aburrida, habládle de esta guerra. La Historia tiene muchos momentos divertidos, como éste, obviando el hecho de que las guerras son lo peor que ha "ideado" el ser humano, resulta gracioso que dos países comiencen una lucha entre ellos por una cuenta impagada de pasteles (entre otros motivos).


This entry was posted on martes, 9 de marzo de 2010 at 14:09 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

4 Pensamientos sobre la Historia

Menudo nombre para una guerra, madame. Segun vi el titulo y antes de leer su explicacion sobre que el tal caballero no habia pagado la cuenta de los pasteles, por un momento cedí a la tentación de imaginar a ambos ejercitos arrojandose proyectiles así de dulces, jiji.
Bueno, cuando las cosas andan mal cualquier cosa puede tomarse como pretexto para desencadenar un conflicto belico. Fijese en lo que puede acabar una discusion por unos pasteles!

Feliz tarde, madame

Bisous

9 de marzo de 2010, 20:00

jejeje poderosa imagen la de Madame: esa si sería una guerra de tartas!
Aquellos que consideran aburrida la historia normalmente no han tenido oportunidad de conocerla.
Un abrazo, Carolina

9 de marzo de 2010, 20:52

Querida Madame, le confieso que yo también cedí a la tentación e imaginé tartas volando de uno a otro bando (incluso estuve a punto de incluir una fotografía sobre la cuestión, aunque no tuviera nada que ver). Y sí, es curioso lo que una simple tontería puede causar, una guerra!
Bisous, Madame!

Xibeliuss:¿Verdad que la Historia también es condenadamente cómica?
Los que no la conocen no saben los momentos que se pierden.
Un abrazo!

9 de marzo de 2010, 22:14

Desconocía esta situación. Gracias por ilustrarme.
En cuanto a Santana, lo recurdo más por los sucesos de "El Álamo" sé que se hacía llamar "El Napoleón de las Américas"

10 de marzo de 2010, 2:37

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